Page 23 - Catalogo Virtual Anibal Cedron en el Sivori
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Dos escrituras y un solo autor para

 la presencia de la ausencia


 L uis F elipe N oé


 níbal C edrón más conocido como artista plástico, en   especial como
 Adibujante, de manera natural – sin embargo–  se ha aventurado en el
 relato literario para reflejar el tiempo interno en el acoso vital. E se que ya
 había retratado en su imagen. T iempo fijo y tiempo móvil, dos lenguajes tra-
 tan de atrapar a cada uno: el plástico úllámese pintura, dibujo, escultura,
 grabado y, en la actualidad también objeto e instalaciónE y el literario. L os
 vincula la mal llamada ilustración que une el dibujo al relato, pero con
 supuesta dependencia del primero al segundo. P ero también, la historieta
 con el peligro de reinvertir los términos de la servidumbre ling3 ística.
 Aníbal C edrón se anima a encarar las dos escrituras, la de la palabra escrita
 y la del dibujo, en igual paridad y con la mayor solvencia en ambos casos.
 Un espíritu meticuloso al mismo tiempo que sobriamente, barroco úvale la
 paradojaE está presente en ambos casos.

 Aborda el relato y el dibujo por separado, luego los junta consiente de que
 los contenidos de cada lenguaje no son intercambiables, como si estuviera
 de acuerdo con el aforismo macluhiano de que “el medio es el mensaje,.  El ausente.
 P ero no toma a este por su lado meramente formal y superficial, sino por lo
 esencial y, por lo tanto, profundo. S u dibujo es el espíritu de la línea; el relato  Aníbal C edrón
 es la respiración del suspenso. S i la línea precisa, el relato se pasea por lo
            “; e día estoy en los árboles alineados frente al sol, así desde abajo no pueden
 ambiguo. Así al menos se siente Aníbal C edrón. Al imagen es el instante, el
            ubicarme por los reflejos,, garabatea a ciegas el mensaje sobre un cartón, con
 relato es la vivencia de lo contradictorio; en este caso se debate entre la vida
            un trozo de lápiz que apenas puede aferrar y lo esconde en una grieta, confiado
 y la muerte.
            en que lo hallen quienes vendrán a su rescate. P or si acaso, para comer a la
            noche, también deja oculta una bolsa con carne asada en un hueco mayor, que
 Ambos lenguajes se unen en el espacio interior del espectador- lector con-
            cubre de piedras. Afuera de la fosa, se detiene a borrar varias huellas con una
 figurando una trama ling3 ística por aportes de hilos diferentes. ; e una  faca. ; espués avanza sigilosamente. C alcula cada paso, observa dónde apo-  Ricardo Carpani, Aníbal Cedrón y Luis Felipe Noé,
                                                                               en la inauguración de la muestra La presencia de la
 manera y de otra nos hace presente el ausente en el momento mismo del  yarse; algunas lajas o restos de chapas y botellas. S i pisa obligadamente terreno  ausencia en el Centro Cultural Recoleta de la Ciudad
 Retrato de Luis Felipe Noé que me acerca un                                   de Buenos Aires. Fue el 4 de noviembre de 1996, en
 fósforo. 1996. Realizado a propósito de su prólogo a  dolor de la partida. L o propio de la presentación del dibujo – o de las obras  pelado, lo hace suave como un ser incorpóreo y cuando alcanza una zona  tiempos de olvido sobre la última dictadura cívico
 la muestra.  de artes plásticas en general–  es su exposición, y de lo literario, su publica-  segura, se vuelca hacia atrás y repite la misma operación con la faca.  militar, el terrorismo de Estado y de impunidad para
 ción. P ero ya estamos acostumbrados a la exposición en publicaciones de  A unos veinte metros, saca un sobre de pimienta del interior de la campera y  los genocidas. También tiempos de silencio y de
 El Ausente fue el motivo de la exposición de Aníbal                          complicidad ideológica, cultural y artística: se hablaba
 Cedrón, titulada: La Presencia de lo Ausente,  lo visual. ; e lo que no lo estamos, es de la exposición visual del relato.  espolvorea alrededor de un álamo, para desorientar a los perros que supone lan-  de postmodernidad, fin de la historia, fin del conflicto
 realizada en el Centro Cultural Recoleta de la Ciudad  zados a su persecución. ; esde allí corre en dirección opuesta por un sendero  social, fin de las ideologías y fin de la pintura y que
 de Buenos Aires Junín 1930, planta baja, del 30 de  C edrón lo desafía. ; e esa manera, el espectador- lector, o sea otro, vive en  angosto de ladrillos, que viborea entre tumbas. Q uizás una parte del alma queda  nosotros sobrevivientes de la generación de los
 octubre de 1996 al 30 enero de 1997. La curación de  su interior la batalla de la responsabilidad social y así uno vivencia elo-  setenta estábamos pasados de moda. En verdad, nos
 la muestra estuvo a cargo de Felipe Noé y la Arq.  atrás, mezclada con la muerte en su refugio nocturno. Ahora se insinú a otro día  despreciaban y nos desaparecían como artistas
 Liliana Piñeiro.  cuentemente el momento más negro de nuestra historia.  y siempre la luz instala algo de tibieza entre las sombras.  (Foto de Horacio Paone)
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